jueves, 31 de enero de 2008

INTENTANDO LLEGAR A LA GENTE DE LA CALLE

¡Hola, amigos! Gracias por invitarme a participar en vuestro blog. Me gusta cómo habéis empezado VIDASCENSURADAS.

Habláis de OTRA VISION DEL MUNDO. Me gustaría contaros mi experiencia en estos últimos años, pues tiene relación con la aberrante manipulación informativa de prácticamente todos los medios de comunicación y el intento de hacer llegar A LA GENTE DE LA CALLE una información alternativa.

Hace unos 30 años que me dedico a la venta ambulante por los mercados de artículos de mercería –hilos, botones, agujas,...-.Las mentiras del 11-S me despertaron de un cierto letargo, y sentí que tenía algo que decir. Me compré un ordenador y empecé a encontrar INFORMACIÓN de verdad. Hice varias revistas, 200 ejemplares de cada una, y las repartía a la gente que –en general- pensaban como yo.

Empezó la guerra de Irak y sentí que me hervía la sangre. Me acordaba de jovencito, por los años 70, cuando entré en un inofesivo grupo de “amigos del tercer mundo” y entre varios ensayábamos canciones contra la guerra del Vietnam, que pensábamos cantar por las Ramblas de Barcelona. Antes de perfeccionarlas, se acabó la guerra.

Esta vez, pensaba, me pilla en un buen momento, separado, solo, un poco aburrido y con una “red de redes” maravillosa si escoges bien tus aliados. Y empecé con una huelga –una semana-, durante la cual montaba mi parada sin el género, con un cartel “NO A LAS GUERRAS” y muchos papeles sacados de Internet, con un letrero “Internet a la calle”. Me sentía un intermediario entre el mundo virtual de Internet y el mundo real de la calle.

Desde entonces, he conservado el cartel y un pequeño espacio en mi parada con algunos libros que encuentro interesantes y la información de Internet (básicamente la recojo de “rebelion.org”). Además, cada mes edito un tríptico –se puede doblar y guardar en el bolsillo, desplegarlo en el metro, en la cola del autobús, en la peluquería,...- con algún tema que me ha impactado, o con algún tema propio, de vez en cuando.

La respuesta de la gente ha sido buena. Mi parada de mercería no es muy rentable económicamente, pero me satisface muchísimo poder decir LO QUE QUIERO –con matices, pues a veces me autocensuro-. Y, lo más importante, LLEGA DE VERDAD A LA GENTE DE LA CALLE. Pasa mucha gente por mi parada, la mayoría mujeres y bastantes abuelas analfabetas que se quedan el papel para que se lo lean sus hijos.

Desde el principio, mi idea -con la euforia de las masivas marchas contra la guerra- era estimular la creación de UNA RED DE INFORMACIÓN ALTERNATIVA QUE FUNCIONARA POR LOS MERCADOS. Una hoja o tríptico quincenal o mensual, que llegara con regularidad a todos los mercados de la comarca,... o del país. Que denunciara con prontitud, y con un LENGUAJE LLANO Y SENCILLO, pero al mismo tiempo RADICAL –ir a la raiz de los problemas- las mentiras de los medios. Tal vez una página web o un blog podría ser el instrumento donde la gente hiciéramos llegar nuestras propuestas, se votara y se eligiera el artículo a repartir. Una red de voluntarios para la distribución, autofinanciación para pagar los gastos de impresión,...

Pensaba en los mercados porque es donde yo me muevo, pero también en distribuir la hoja contrainformativa por las escuelas, los bares, las bibliotecas, los parques,... Soñaba con algo que UNIERA A LA GENTE DE LA CALLE, por encima de partidos políticos o nacionalismos, etc. Y lo sigo soñando. Hay muchas cosas que no entiendo, pero cada vez más desconfío de las cosas que nos dividen –y debilitan- y pongo mi esperanza en lo que nos une –y nos fortalece-.

Estoy preparando el tríptico de febrero, y a continuación os copio un artículo que tiene bastante que ver con vuestras colaboraciones.

¿Quién cabe en el mundo?

CARLOS FERNÁNDEZ LIRIA

Si nuestros sistemas políticos fueran lo que dicen ser, en todos los parlamentos se estaría discutiendo ahora una gráfica elaborada por Mathis Wackernagel, investigador del Global Footprint Network (California). Pero no parece que el asunto haya llamado demasiado la atención. Y sin embargo, la gráfica resulta demoledora para las más firmes certezas de nuestra clase política y, por supuesto, para los criterios más evidentes de los votantes. Sobre todo, en un mundo político en el que izquierda y derecha se llenan la boca con los objetivos del “desarrollo sostenible”.

La cosa es bien sencilla. El eje vertical representa el Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por Naciones Unidas para medir las condiciones de vida de los ciudadanos tomando como indicadores la esperanza de vida al nacer, el nivel educativo y el PIB per cápita. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) considera el IDH “alto” cuando es igual o superior a 0’8, estableciendo que, en caso contrario, los países no están “suficientemente desarrollados”. En el eje horizontal se mide la cantidad de planetas Tierra que sería preciso utilizar en el caso de que se generalizara a todo el mundo el nivel de consumo de un país dado.

Wackernagel y su equipo hicieron los cálculos para 93 países entre 1975 y 2003. Los resultados son estremecedores y sorprendentes. Si, por ejemplo, se llegara a generalizar el estilo de vida de Burundi, nos sobraría aún más de la mitad del planeta. Pero Burundi está muy por debajo del nivel satisfactorio de desarrollo (0’3 de IDH). En cambio, Reino Unido, por ejemplo, tiene un excelente IDH. El problema es que, para conseguirlo, necesita consumir tantos recursos que, si su estilo de vida se generalizase, nos harían falta tres planetas Tierra. EEUU tiene también buena nota en desarrollo humano; pero su “huella ecológica” es tal que harían falta más de cinco planetas para generalizar su estilo de vida.

Repasando el resto de los 93 países, se comprende que hay motivos para que el trabajo de Wackernagel se titule El mundo suspende en desarrollo sostenible. Como no hay más que un planeta Tierra, es obvio que sólo los países que se sitúen en el área coloreada de la gráfica (por encima de un 0’8 en IDH, sin sobrepasar el número 1 de planetas disponibles) tienen un desarrollo sostenible. Sólo los países comprendidos en esa área serían un modelo político a imitar, al menos para aquellos políticos que quieran conservar el mundo a medio plazo o que no estén dispuestos a defender su derecho (¿quizás racial, divino o histórico?) a vivir indefinidamente muy por encima del resto del mundo.

Ahora bien, ocurre que el área en cuestión está prácticamente vacía. Hay un solo país en el mundo que –por ahora al menos– tiene un desarrollo aceptable y sostenible a la vez: Cuba.

La cosa, por supuesto, da mucho que pensar. Para empezar porque es fácil advertir que la mayor parte de los balseros cubanos huyeron y huyen del país buscando ese otro nivel de consumo que no puede ser generalizado sin destruir el planeta, es decir, reivindicando su derecho a ser tan globalmente irresponsables, criminales y suicidas como lo somos los consumidores estadounidenses o europeos. Tendríamos muy poca vergüenza, desde luego, si condenásemos la pretensión de los demás de imitar el modo como devoramos impunemente el planeta. Pero se reconocerá que la imagen mediática del asunto cambia de forma radical: de lo que realmente huyen es del consumo responsable en busca del Paraíso del consumo suicida y, por intereses estratégicos de acoso a Cuba, se les recibe como héroes de la Libertad en vez de cerrarles las puertas como se hace con quienes huyen de la miseria, por ejemplo, de Burundi (a quienes se trata como una plaga de la que hay que protegerse).

A nivel general, la cosa es mucho más interesante. Es muy significativo que el único país sostenible del mundo sea un país socialista. Suele ser un lugar común entre los economistas que el socialismo resultó ruinoso e ineficaz desde un punto de vista económico. Sorprende que, en un mundo como éste, la falta de competitividad pueda aún considerarse una acusación de peso. En términos de desarrollo sostenible, la economía socialista cubana parece ser máximamente competitiva. En términos de desarrollo suicida, no cabe duda, el capitalismo lo es mucho más.

El mayor reproche que se puede hacer al sistema capitalista es, precisamente, que es incapaz de detenerse e incapaz incluso de ralentizar la marcha. El capitalismo es un sistema preso de su propio impulso. El economista J. K. Galbraith decía que “entre los muchos modelos de lo que debería ser una buena sociedad, nadie ha propuesto jamás la rueda de la ardilla”. Sin embargo, nos encontramos con que, aunque nadie lo haya propuesto, este absurdo parece haberse impuesto de hecho: en el capitalismo cada uno trata de imponerse a la competencia aumentando su productividad para no perder mercado pero, al encontrarse todos en la misma carrera, no llega nunca el momento en que pueda detenerse este aumento ininterrumpidamente creciente del ritmo y la consiguiente dilapidación de recursos.

Ante esta dinámica absurda, debemos exigir el derecho a pararnos. No podemos permitir que nuestros ministros de Economía nos sigan convenciendo de que “crecer” por debajo del 2 ó 3% es catastrófico, y no podemos permitir que nuestros políticos sigan proponiendo como solución a los países pobres que imiten a los ricos. Es materialmente imposible. El planeta no da para tanto.

Cuando proponen ese modelo saben que, en realidad, están defendiendo algo muy distinto: que nos encerremos en fortalezas, protegidos por vallas cada vez más altas, donde poder literalmente devorar el planeta sin que nadie nos moleste ni nos imite. Es nuestra solución final, un nuevo Auschwitz invertido en el que en lugar de encerrar a las víctimas, nos encerramos nosotros a salvo del arma de destrucción masiva más potente de la historia: el sistema económico internacional.

Carlos Fernández Liria es profesor titular de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid
martes, 29 enero, 2008

1 comentario:

Moderador dijo...

Muy buenas de nuevo,

Creo que a muchos les ha impresionado este artículo, como en mi caso, y puede que el tiempo nos aprete demasiado para redactar un comentario.
La idea es que el lector le dedique un tiempo a la lectura de los artículos, incluso a la relectura.
La verdad es que tu camino en vidascensuradas no podía haber empezado mejor: muestras perfectamente la filosofía del blog. Y con un buen ejemplo de artículo a la medida.

Ahora, a esperar más intervenciones de este tipo, ya que, a medida que crezca nuestro niño, cada vez tendrá más cosas que decir.

¡Gracias por tu colaboración OtraVersion!