lunes, 24 de marzo de 2008

C A T A R S I S

No le pongas parche,
el sistema está podrido.
(Mayo del 68)

Creo que, tras las elecciones, necesitamos una catarsis, una purga.
Personalmente, estoy deprimido. Y no quiero estarlo más.
Por si mañana pierdo la memoria, dejo escrito que no voy a votar más
(salvo, quizás, en las municipales).
Hace años dije que yo no participaba en una partida con las cartas marcadas.
Pero luego vino la guerra de Irak, y las grandes manifestaciones,
y voté porque me creí lo de parar al PP. Y he seguido votando para parar al PP.
Con todo, antes y después de votar, siempre me deprimo. Pero nunca como ahora.
Y es que el resultado de estas elecciones se podría escribir así:
Cautivas y desarmadas las fuerzas alternativas,
la Comedia ha terminado.
El Partido Único, PPSOE (PP+PSOE),
ha ganado las elecciones
por una mayoría aplastante que ronda el 90%.
Como en los tiempos de Franco.
Y es que, con la teoría del “voto útil”, los grandes se han comido a los chicos.
Dicen que, si la mierda fuera oro, los pobres naceríamos sin culo.
Lo cierto es que, si las elecciones actuales sirvieran de algo,
no nos machacarían con ir a votar, estarían prohibidas.
Pero al sistema capitalista le sirven, y mucho.
No es lo mismo gobernar con mano férrea, con una dictadura, disturbios en las calles
y el movimiento obrero organizado,
que gobernar con “talante democrático”, con la gente deprimida en sus casas,
pensando en la hipoteca.

Cierto es que el derecho al voto lo conquistaron nuestros antepasados con sus luchas.
Cierto es que podría ser un buen modo de entendernos civilizadamente,
pero nunca en las actuales condiciones, con dos candidatos mimados por la TV,
financiados-atados millonariamente por el Gran Capital,
en las que algunos partidos necesitan medio millón de votos para conseguir
un escaño,
cuando otros, con los mismos votos, consiguen 10 escaños.
Desengañémonos de una vez.
Como dijo Rotchild, banquero judío,
“voten a quien voten, siempre nos votarán a nosotros.”
¿Cuándo la izquierda de verdad ha ganado unas elecciones?
Hace ya 77 años, la izquierda española se unió,
el Frente Popular ganó las elecciones y se conquistó la Segunda República.
Pero duró poco, como sabemos todos.
Recuerdo a Salvador Allende en Chile, los sandinistas en Nicaragua,
los argelinos en los años 90,..
Cuando, en Chile, Pinochet instauró el reino del terror,
se decía que el tiempo de Allende le había servido al sistema
para que los grupos clandestinos dieran la cara y poderlos masacrar.
Hasta hora, poco han durado los experimentos
de una izquierda ganando las elecciones. Y hace mucho que no sucede en Europa.
Lo que sí ocurre, y muy a menudo,
es que el Gran Capital, muy inteligentemente, juegue a 2 cartas, o más,
de manera que todas las opciones sean suyas.
Me cabrea ver cómo van desapareciendo los pequeños partidos de izquierda,
con una militancia histórica,
mientras otros, surgidos de la nada -como Unión para el Progreso y la Democracia-
con soporte televisivo y millones de euros, consiguen buenos resultados.

Desde que en el País Vasco se ilegalizó
a un partido que representa al 20% del electorado,
la gente honesta, por solidaridad, teníamos que haber roto la baraja, si no antes.
No hay democracia cuando 2 millones de inmigrantes legales no pueden votar.
Desengañémonos,
el sistema está podrido, los parches no sirven,
y habría que cambiar muchas cosas para poder “jugar” un juego limpio.
Ahora sólo nos queda denunciar a quien hace trampas,
a los partidos mayoritarios que aplauden, porque les conviene, la Ley Electoral actual.
Y luchar, como siempre ha luchado la Humanidad,
en el día a día, con dignidad,
estableciendo nosotros de nuevo las Reglas del Juego,
con valentía, jugándonos algo más que un escaño podrido en un sistema podrido.
Como dice Gonzalo Jauralde, en “Reflexiones sobre un día de marzo”,
“¿Quién ha ganado el 9 de marzo?
Mejor diremos no quién ha ganado, sino quién ha perdido: las ganas de luchar.
Hoy somos burgueses todos aunque no tengamos ni para comer.
Lo somos porque ya ni creemos en las revoluciones, en las protestas, en la desobediencia…
Somos burgueses porque hemos caído en el nihilismo más absoluto.
No nos quejamos: pantallas de televisión en todos los rincones de las ciudades;
cámaras de seguridad por las esquinas; pasaportes, DNI,
formularios de identificación por aquí y por allá,
domesticación constante en las escuelas, en la prensa,…
Y ante eso, en vez de reaccionar, agachamos la cabeza
y dejamos que todo siga, porque ya nada, pensamos, puede cambiarse.
Nos hemos vuelto conservadores. Nos contentamos con el sofá y la tele…
¿De verdad es todo así?”
Ojalá las últimas elecciones nos revuelvan por dentro
y nos hagan pensar y recapacitar.
Es hora de volver a empezar. Nada de lo actual nos sirve.
Los partidos de izquierda –si los hay- se desgastan en la contienda electoral.
Los sindicatos... ¿para qué hablar?
Quizá tengamos que tener
“valentía para cambiar lo que se puede cambiar,
serenidad para aceptar lo que no podemos cambiar,
y sabiduría para saber distinguir entre ambas cosas”.
Quizá tengamos que empezar por encontrar tiempo para pensar, aunque duela.
Apagar el televisor, apagar el ordenador y el vídeo,
y juntarnos, de nuevo, como antes,
recuperar rituales perdidos, como la tertulia.
Los problemas que plantea nuestra vida cotidiana,
como la especulación de la vivienda, la salud y los fármacos, la comida basura,
las guerras, el deterioro del planeta,...
no los solucionarán ni el PP ni el PSOE, ni una izquierda desunida.
Sólo un movimiento ciudadano sin siglas
que empieza ya de nuevo en los barrios, en las fábricas, en los institutos,...
que cuestione todo el sistema capitalista, porque los parches no sirven,
podrá algún día devolvernos la esperanza.
Marzo del 2008